-- NOTAS BREVES SOBRE UNA HISTORIA COMPLEJA... --
En La ética del chocolate se
encuentran tres valiosos artículos de Siegfried Bernfeld que relatan y
detallan, tanto su experiencia práctica como sus reflexiones acerca de la
educación social de niños, niñas y adolescentes en la Colonia Infantil de
Baumgarten. En esta colonia, una comunidad escolar judía fundada en 1919, se acogía
provisionalmente a varios grupos de niños de diferentes edades y de diversos
orfanatos (algunos bastante insalubres), pero siendo todos los menores huérfanos de guerra.
Leer un libro como éste es un acto de irremediable planteamiento del trabajo social, en líneas generales, ya que existen tintes de psicología (gran influencia de Freud sobre Bernfeld, puesto que éste último se consideraba discípulo del primero) y un posterior círculo de seguidores freudianos, alentaron tan innovador y sorprende proyecto.
Por tanto, el punto de partida inicial es ¿qué hay detrás del planteamiento simple de una colonia que alberga y sufraga los gastos de unos cuantos huérfanos?
-- EXTRAPOLANDO UNA NUEVA ÉTICA DEL CHOCOLATE... --
En un principio, podríamos analizar un doble aspecto por lo que el libro
supone una pieza valiosa:
- Por un lado,
presenta una experiencia pedagógica que plantea dilemas sobre las posibilidades
y los límites del trabajo socio - educativo. Ya en este
primer punto nos lleva a preguntarnos: ¿qué límites son esos?, ¿quién es o ha
sido capaz de delimitar algo tan flexible como la Pedagogía Social, el Trabajo Social, la Educación en sí?, si alguien lo hubiera hecho o quisiera hacerlo, ¿sería
factible plantearse concretar algo que no se debe? Uno de los mayores énfasis que propone el libro abordado plantea un total cambio de sentido en el modo de plantear la propia Pedagogía tal y como había sido abordada, desde ramas tradicionales, a través del insaciable método recompensa-castigo. A partir de las cuestiones planteadas, el libro no conduce hacia una mirada que segrega lo bueno y lo malo en la tarea que conlleva la educación, sino la apertura a nuevas direcciones que permiten ampliar el horizonte más allá de lo tradicional, riguroso, etc. Por supuesto, nose habla de fijar límites o concrecciones en lo referido a un deber moral, ni siquiera a un deber profesional, sino a un deber que parte del Derecho con el que arrancamos
y nos enfrentamos a algo: ¿quién soy yo y qué instrumentos tengo para hacer lo que
nadie ha sido capaz de hacer antes o para retar a los que ven absurda esta
tarea? El propio sentido que cobra la Educación Social radica precisamente de esta cuestión: el educador, como figura jóven dentro de la Universidad, ha de tomar las riendas de su propio trabajo para ubicarse dentro de esos límites que se tornan difusos y que otorgan a cada profesional su modo de hacer y/o su campo para poder configurar su tarea dentro de la propia educación. También, toda profesión que se ubique como conocida, posee ciertas perspectivas que cuestionan o incluso niegan la eficacia/validez de dicha profesión. Sin embargo, esto únicamente sirve para reafirmar su propia existencia y visibilidad y constituye una tarea dificil pero necesaria, la labor de no sólo aportar visiblidad a la profesión como un ente que navega con fines lucrativos dentro de la sociedad sino, más bien, llevar esa visibilidad hacia el trabajo que se realiza, un trabajo que se debe mostrar, profundizar y que ha de servir al bien de la población, un trabajo que no se convierta en una combinación de palabras entendibles pero no visibles, un trabajo que refleje los efectos del mismo y que, en última instancia, sea la motivación de aquellos que por momentos se pierden bajo la complejidad de la labor educativa.
- Por otro,
cubre una laguna histórica en el campo interdisciplinario de la pedagogía, el
trabajo social y el psicoanálisis. Para empezar, Bernfeld defiende que “la educación es un ejercicio de
responsabilidad tanto del agente como del sujeto de la educación: es decir, un
ejercicio ético. Pero también es deseo: en su raíz late lo subjetivo.”
Como
consecuencia, no puede establecerse una misma premisa, un saber general, que
sirva para todos, se requiere una aproximación y conocimiento de cada sujeto en
particular. La Educación Social, por tanto, conectaría con el discurso del
psicoanálisis, planteándose así como una actividad cuya articulación cobra
sentido al intentar captar aquello que hace
particular a un sujeto y además, sumarlo al orden general de la Cultura: respetar sin olvidar, potenciar sin obviar. Si bien todos tenemos necesidad de pertenencia cultural, no hay que considerarla como algo estático, único, también necesitamos crear diferencias para sentir que tenemos esa misma identidad, para crear un grupo. La identidad se construye a través del proceso de socialización, con las relaciones con los demás, por lo que la Cultura, en última instancia se puede entender desde dos perspectivas: la más estática, lo que somos, tradición, costumbres populares, ritos, lengua, historia, gastronomía, territorio, que nos hace creer que tenemos un carácter diferente; y lo que hacemos, las prácticas, hábitos, vida cotidiana. Ambas se influyen y se retroalimentan. Pero, ¿ podemos conocer realmente de dónde proviene algo/alguien? y en ese caso, ¿es tal conocimiento necesario?. ¿para qué exactamente lo sería? Siegfried
Bernfeld destacó por sus proyectos innovadores y renovadores al mismo tiempo.
Aunque su progreso fue truncado por los sucesos nazis de la época. En obras
como La ética del chocolate, que sigue
siendo un hito en lecturas sociales (en todos los ámbitos, Educación incluida)
y que sigue alentando preguntas, simples y complejas, más acertadas o menos,
pero siempre ayudando a que afloren, demuestra que el camino de preguntarse, de
explorar, de investigar, es el que lleva a conseguir realmente algo significativo que nos conduzca, en última instancia, a la dignificación de nosotros mismos como seres sociales y profesionales. Por otro lado, en la medida en que seamos realistas con el contexto cultural y social en que nos desenvolvemos radicará nuestros éxitos/fracasos, para muestra, analizar el panorama nacional actual...
FDO: Azahara Horrillo Fernández
FDO: Elisabet Rueda Lopes
FDO: Elisabet Rueda Lopes
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