CALIDAD, ¿ASIGNATURA PENDIENTE DE LA EDUCACIÓN SOCIAL?
Aunque no existan atributos concretos a los que denominar como de “calidad”, no sería tanto evaluar a qué se llegue sino hacia dónde se quiere ir y cómo, pues en Educación Social el fin no justifica los medios, pero los medios adecuados, coherentes con los intereses del individuo y dentro del marco de que no todo vale, ¿garantizan un fin? Con todo esto, vendríamos a recordar la idea de continuidad y desarrollo que, como educadores sociales, debemos creer y alentar que sea, tanto aplicado a nosotros mismos como a cualquier otro, pues no es tanto centrarse en la mecanización y automatismo de producir (riquezas, estatus u otro) o en la terquedad de conseguir objetivos y finalidades, sino más bien de lograr procesos que determinen esa calidad: proponerse herramientas que permitan el desarrollo y desenvolvimiento social y personal.
Aunque no existan atributos concretos a los que denominar como de “calidad”, no sería tanto evaluar a qué se llegue sino hacia dónde se quiere ir y cómo, pues en Educación Social el fin no justifica los medios, pero los medios adecuados, coherentes con los intereses del individuo y dentro del marco de que no todo vale, ¿garantizan un fin? Con todo esto, vendríamos a recordar la idea de continuidad y desarrollo que, como educadores sociales, debemos creer y alentar que sea, tanto aplicado a nosotros mismos como a cualquier otro, pues no es tanto centrarse en la mecanización y automatismo de producir (riquezas, estatus u otro) o en la terquedad de conseguir objetivos y finalidades, sino más bien de lograr procesos que determinen esa calidad: proponerse herramientas que permitan el desarrollo y desenvolvimiento social y personal.
Para comenzar, es conveniente plantearse lo que podamos o creamos entender por Educación y Educación Social. Así:
- Educación como proceso a lo largo de toda la vida: pensarla como una mezcla de teoría y praxis, como acción en sí misma que se concibe a lo largo de la vida de un individuo, sin tener periodo concreto de duración.
- Educación Social como práctica mediadora, transmisora y creadora: todo ello en el marco de la cultura y las relaciones de sociabilidad que afectan a todos y cada uno de los ámbitos que integran la vida de una persona, tanto a nivel interno como externo. La característica más llamativa, podríamos decir, es el de relacionalidad en su sentido más amplio y dinámico puesto que relaciona e interrelaciona todos esos aspectos que pudieran formar parte de un individuo.
Pero entonces: si la educación se entiende como un proceso a desarrollar a muy largo plazo y la educación social es una práctica “que lleva a ser pero ella misma no es”, ¿significa que no hay “producto final” del que evaluar calidad?, ¿en qué centrar nuestra atención entonces? Y si ese “llegar a ser” lo lograra la Educación Social y se produjera, según también qué fines, ¿qué características debería tener para que sea de calidad?, ¿podríamos llamar a eso “producto”?
Esa "calidad", retomando idea de que la educación no es aislada, pudiendo considerarse asi como siempre social, puede que nos lleve a darnos cuenta de ese doble concepto eficacia-eficiencia que cada vez más resalta, especialmente en el caso del segundo término: ¿eficiencia social como preferente institucional? Que la calidad dé cuenta del producto final más que del camino recorrido hasta su consecución, debería hacer recapacitar a aquellos cuyas ideologías y/o políticas (institucional, curricular y tecno-educativa vestidas de modernidad y desarrollo) se imprima en ciertos "patrones de promoción social" o "integración en el engranaje de la mayoría.
Pero, ¿de qué sirve la fijación por la "calidad"? ¿Es demasiado simple o parcial la captación en un concepto de algo que se debiera considerar dinámico, no estático? Y si por el contrario, la mecánica y aceptada (socialmente) reproducción de modelos mayoritarios fuera ese proceso o camino con el que llegar a "una vida de calidad", "una educación de calidad, "unas relaciones de calidad"... ¿sería esto, pues, la definición final de la misma.
Actualmente parecemos demasiados centrados en la realización y desarrollo personal, en la consecución de metas, siendo peligroso el hecho de que las connotaciones materialistas y consumistas calen demasiado hondo: ¿calidad es más?, ¿calidad es mejor? Quizás una mezcla de ambas, que aspirar a algo mejor implique en la medida de lo posible, aspirar a algo más, no en sentido acumulativo, pero sí cualitativo.
- Entonces, cuando hablamos de calidad en Educación Social, estamos hablando exactamente… ¿de qué?
Si no encontramos qué valorar como calidad, ¿cómo medirlo o evaluar ese tipo de cosas, ciertamente, abstractas? Puede que sopesar esas herramientas que, a su vez, desembocan en esos procesos sea la respuesta a dejar de cribar la acción y repercusión de la Educación Social desde el punto de vista político-económico que, si bien designa qué hacer a los educadores sociales, no designa cómo (ni tiene por qué hacerlo). Es aquí donde las actuaciones y actitudes profesionales de los educadores sociales entran a definir con su labor profesional la palabra “calidad”: está en manos de todos nosotros, como futuros profesionales del sector aun, hacerlo de forma positiva o negativa, lo que sin duda, también repercutirá en la perduración y reconocimiento de nuestra figura en la sociedad.
*Edu... ¿qué?*
*Edu... ¿qué?*
No
es de extrañar que sea más fácil atribuirle valores de calidad o no a productos
que visibles, palpables y, por supuesto, inmediatos a los sentidos. Quizá
siempre jugamos en el aspecto en la inmediatez, en pensar que algo es bueno
cuando otorga placer a nuestros sentidos y nos invita a volver a vivir la
experiencia de probarlo. En ese momento, nuestro cuerpo reclama al producto que
nos hace soñar de forma placentera pero, ¿Qué ocurre cuando el cliente alega
que un servicio no le resulta placentero inmediatamente después de recibirlo?
En este caso, hablamos de servicio y no de producto, porque el producto, al ser
algo concreto, produce una reacción inmediata mientras que el servicio puede
producir resultados instantáneos o, en cambio, como en el caso de la Educación
Social, resultados a largo plazo.
- LA CALIDAD
COMO VALOR INESPERADO
La
Organización Internacional para la Estandarización, está constituida por 157
países. Nace como una necesidad de las industrias europeas para unificar
criterios de calidad, creando las normas ISO, que vieron la luz por primera vez
en el año 1987, definiendo como calidad aquel conjunto de características que
son capaces de satisfacer las necesidades tanto a nivel específico como
implícito.
Aunque
existe una re- formulación periódica de las normas ISO, sus definiciones de
calidad siempre van orientadas en una misma dirección: la satisfacción. Esto no
supone una crítica a la concepción que la ISO elabora de la calidad, sino a la
atención continuada que se le presta a que el cliente esté satisfecho con lo
que recibe, a la concepción de que el producto ha de ser novedoso, satisfacer a
los sentidos y, de algún modo, enganchar al usuario a su consumo. La espera de
satisfacción se hace así larga y cansada.
Por tanto, las normas ISO no valoran algo en sí mismo
sino que han de ser conscientes de qué es aquello que quiere el consumidor, que
es lo que le puede satisfacer y/o cubrir sus necesidades. Quizá, en gran
medida, de esto dependen aquellas características a las que se refieren en su
definición, unas características a medida del consumidor.
Considerando
estas definiciones, no es casualidad pensar en las industrias como máquinas que
toman como referencia a los destinatarios de sus productos para elaborar
artículos a su medida y tampoco es de extrañar que los usuarios de un servicio,
un hospital por ejemplo, cataloguen como mejor médico a aquel que consiga
paliar sus dolencias de forma instantánea, o aquel con el que más cómodo se
sienta el paciente debido a su amabilidad, paciencia, simpatía, etc. es así
como se hacen posibles las comparativas entre productos, alegando que uno es
mejor que otro en función de la satisfacción que ambos producen y, los más
importante aún, es así como las profesiones adquieren relevancia, cuando el
cliente alega que un servicio le produce más satisfacción que otro, cuando el
cliente afirma que la medicina es capaz de curar su dolor, de mejorar su salud
pero que de la Educación Social no ha obtenido resultado aún y, por tanto, el
servicio no es tan efectivo o útil.
Como
última reflexión en este apartado, podemos decir que tal vez al centrarnos de
manera tan radical en la satisfacción de necesidades, olvidamos el resto de
factores importantes como es la seguridad de un producto, la contaminación que
produce, las consecuencias que origina en otras poblaciones, etc. por ejemplo,
una gran cantidad de zapatillas de marca catalogadas como un producto de
calidad, se fabrican en países del Tercer Mundo a costa de la explotación
laboral de niños y, ¿esto es calidad?
- ¿SE PUEDE HABLAR
DE CALIDAD EN EDUCACIÓN SOCIAL?
Las
tareas educativas que se plantean en el marco de la Educación Social,
constituyen un proceso, un proceso que cuesta esfuerzo, horas, dedicación, un
proceso que espera cambios, resultados que pueden ser valorados más bien a
largo plazo. Así, la integración no se consigue de un día para otro, la
socialización tampoco y, mismamente, la tarea educativa que el educador social
ha de ofrecer es una tarea que no ha de ser estática sino que está expuesta a
la construcción y re-construcción a medida que se producen respuestas en el
individuo sobre el que se aplica dicha tarea.
La labor del educador depende en gran media de la
persona a la que se dirige, no es como el trabajo de un médico a quién acuden
los pacientes para recibir ayuda, al educador quizá casi nadie acuda de forma
voluntaria, quizá nadie se detecte a sí mismo un problema que el educador puede
ayudarle a resolver y, por tanto, cuando se realiza una tarea, ésta depende en
gran medida del esfuerzo del usuario al que va dirigida, un esfuerzo que se
orienta a la aceptación de dicha tarea. Por tanto, en el plano de la Educación
Social, Social no se trata ciertamente de valorar el resultado, sino los medios
que hacen posible la existencia de la tarea educativa.
Evidentemente, cada tarea educativa espera unos
resultados concretos. Por ello, los efectos del trabajo del educador no son tan
visibles y repetitivos como la construcción de una casa, por ejemplo, pero eso
no quiere decir que su tarea sea menos importante o, incluso, innecesaria. En
muchas ocasiones, el sujeto re-conducirá su camino hacia otras vías y nadie
será consciente de que el educador ha jugado un papel importante en esa toma de
decisiones, trabajar con el ser humano en el plano de la educación implica el
riesgo de no sabes cuales son los efectos exactos de la tarea educativa
realizada y pensar que lo que ocurre en el sujeto es causa de su personalidad,
formación, orientación, etc.
- LA CALIDAD
COMO PROCESO Y NO COMO PRODUCTO
El
apartado anterior nos sirve para poder argumentar que la calidad no depende en
su totalidad del producto o resultado, sino que también depende del proceso.
Los productos tienen un proceso de fabricación pero ¿Quién habla de esto? el
producto simplemente se entrega al cliente y este lo disfruta ¿A quién le
importa el famoso ingrediente secreto añadido en el proceso de elaboración de
la Coca-Cola?.
Hay
algo en cada profesional que, junto a su Código Deontológico, puede afirmar la
calidad en su proceso de actuación: la ética profesional. Los profesionales que
se proponen llevar a cabo la formulación del Código Deontológico coinciden en
un mismo punto que les permite realizar tal labor. Este punto es aquel que muestra
su ética y que les incita a elaborar unos documentos donde se recojan aspectos
del proceso de actuación de cada educador, que cumplen una serie de
características comunes: la no discriminación, la no violación de derechos,
etc. si los Documentos Profesionalizadores (2007) están vigentes es porque, en
primer lugar, son aceptados por la comunidad de educadores y, en segundo lugar,
son aceptados por el Estado, la población, etc. y aunque cada educador posea
una ética personal, siempre habrá algo de esa ética que comparta con los demás,
algo lo suficientemente fuerte como para unir a todos estos profesionales bajo
una misma profesión y asegurar la existencia de una guía sobre su propio
proceso de actuación.
Quizá,
la avaricia por producir mucho en poco tiempo, conseguir más y más dinero,
jugar siendo el dueño del mercado, etc. ponen de manifiesto el deterioro de
esta ética profesional, creando productos que beneficien a los propios
creadores pero olvidando aspectos importantes como las consecuencias de tales
productos, la salud, los medios a través de los cuales se crean, etc. Nos sirva
como ejemplo la negativa de muchos países
del mundo a abandonar la energía nuclear, ya que está les resulta mucho
más rentable económicamente que la energía renovable.
Por
tanto, podemos hablar de calidad en Educación Social cuando se completa en su
plenitud el proceso educativo destinado a uno o varios sujetos concretos, un
proceso basado en la ética profesional personal y el acogimiento a la
unificación de tal ética en los Documentos Profesionalizadores, un proceso que
ha de dar resultados no satisfactorios de necesidades inmediatas, sino
resultados útiles. Al fin y al cabo, la utilidad puede ayudarnos a satisfacer
esas necesidades imperiosas, pero no se trata de que alguien las satisfaga por
nosotros sino que nosotros mismos seamos capaces de satisfacerlas con las
herramientas que poseemos esto es, el desarrollo de un individuo, un desarrollo
activo en que el individuo es dueño de su propia satisfacción, en que el individuo
no es un sujeto pasivo que recibe sino un sujeto activo que busca su
satisfacción, que piensa y que sabe utilizar lo que los demás le ofrecen.
Esta
definición de calidad es aplicable a la Educación Social, en ningún momento se
pretende extrapolar a la fabricación de productos industriales, simplemente es
necesario señalar que calidad, probablemente, no se trate de un concepto
objetivo y universal, sino cambiante en función de aquello que pretendamos
valorar.
FDO: Elisabet Rueda Lopes
FDO: Azahara Horrillo Fernández
FDO: Elisabet Rueda Lopes
FDO: Azahara Horrillo Fernández