Estas
situaciones de riesgo, posiblemente sean debidas y generadas por la
globalización, pues es esta misma la que genera profundas desigualdades, como
apunta Amelia Varcárcel, por lo que se crean nuevas formas de pobreza,
exclusión y desigualdad social. Desde este punto, hemos de recordar, que como
se observa en el documental, principalmente las personas que llegan hasta la
escuela para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje, son personas
con pocos recursos, en situaciones de riesgo o vulnerables, e incluso llegando
a rozar la pobreza. Como es el caso de Yureima, la cual rema durante dos horas
diarias por un río para poder realizar sus clases. Otro ejemplo podemos verlo
en Yoani, una joven que lleva nueve meses en prisión por secuestro.
Ante todo lo
anterior, es conveniente decir, que la misma globalización que es considerada
culpable de muchas situaciones de riesgo actualmente, tan bien, puede ser vista
como impulsora de nuevas oportunidades de comunicación e intercambio de
conocimientos, la mundialización posibilita las oportunidades de cooperación
cultural y social. Esto además, ha de llevarse a cabo desde la Educación
Social.
Comentándolo
desde la perspectiva de ciudadanía, es conveniente resaltar el hecho de que es una de las
ideas clave desde la que pensar la educación y la acción educativa ante las problemáticas
sociales y culturales, en tanto que es quien busca la configuración entre esos aspectos
con los canales de participación que reconozcan las particularidades
individuales, posibilitando la igualdad entre los individuos así como a su
propia identidad y particularidades.
En el
documental se muestra como cada niño es individual y dejando de un lado sus
problemas, dejando a tras las posibles problemáticas que pueden poseer o no los
niños, se adentran en un lugar donde pueden ser ellos mismos, sonde los errores
no son mas que puntos de atención y compañerismo, es en las clases donde los
niños se enriquecen con la música, donde son olvidadas sus vidas independientes
y luchan todos al unísono.
Además, se
produce una ciudadanía como desarrollo comunitario, ya que supone una acción
educativa que potencia espacios públicos, recursos y servicios de calidad para
todos los ciudadanos (como ocurre en el caso del joven que está trabajando con
el mismo fin, en lo que anteriormente fue su “reformatorio de menores”). Y esto
es justo el punto clave para la participación, pues se ha creado un espacio
donde se aumenta la calidad de vida además de obtener un positivo desarrollo.
Lo que está mostrando el documental es un
proyecto social que toma la música como una herramienta para cambiar la vida a
los jóvenes y de algún modo mostrarles nuevas oportunidades, que tienen disponibles
para no caer en las situaciones de riesgo que hablábamos anteriormente, sino
que por el contrario, encuentre un cambio en cuanto a su visión de futuro, que
su vida no se base en estar en las calles si no es lo que desea y le hace
“crecer”. Además, se ha de añadir, que este proyecto, como se apuntaba en
líneas anteriores, es algo colectivo, donde el individualismo queda en la
puerta de entrada, por lo que aprenden los placeres que muestra el trabajo en
equipo.
Es
importante destacar el hecho de que es un proyecto con todos y para todos, y
como tal, las personas con “discapacidad” por supuesto, se encuentran incluidas
en el mismo, así como las mujeres reclusas. En este proyecto, todos van a una.
Y a pesar de que pueda pensarse que es algo homogéneo, por el contrario, ha de
observarse como, cada persona, individualmente, aporta sus “pertenencias”,
enriqueciendo a los demás y a uno mismo.
Para
finalizar decir, que todo esto es lo que constan las políticas sociales,
dotando a las personas de los recursos necesarios para que puedan promover sus
opciones de vida y asumir sus responsabilidades como individuos y ciudadanos,
así igualar diferencias como las de género o culturales.
FDO: Judith Romero Ramírez
FDO: Judith Romero Ramírez
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